Cuenta la leyenda que en los pueblos a la orilla del río Magdalena vivía una hermosa joven de larga y hermosa cabellera rubia, hija de un conquistador español que se enamoró de un hombre negro cacique de una aldea cuando era torturado por su padre, en el momento que este fue dejado en libertad ella escapó con él a su aldea en la profundidad del monte, tiempo después nació un hermoso niño mestizo fruto de su amor. Al enterarse su padre de la existencia de este nieto y de su paradero, encontró la deshonra de su apellido y su estirpe, fue en busca de ellos, ordenó asesinar a su esposo y lanzar el niño al río, ella desesperada también se lanzó en busca de su hijo, desde ese momento no se supo más de esta joven ni del niño. Cuentan que se le aparece a los niños que están jugando cerca de la orilla del río Magdalena pensando que están desprotegidos por sus padres, atrayéndolos con cánticos y cuentas de colores para llevarlos a su morada en su afán de ofrecer ese amor de madre que no pudo entregar a su propio hijo, luego los devuelve a sus padres en un lugar cercano, vomitando y con un fuerte dolor de panza, esperando que con esta experiencia los niños no se acerquen solos al río y los padres estén más pendientes de sus hijos.